Sorprenden muchas cosas después del anuncio griego de someter a referéndum el paquete de medidas de la ultima cumbre europea. Lo primero es que, después de tantas reuniones, el Sr. Papandreu no manifestase a sus colegas políticos cuales eran sus intenciones. Porque, lo que está claro es que no lo sabían, y la derivada siguiente es que se ha hecho un daño irreparable a la credibilidad de las decisiones que se tomen en estos foros.
No tenemos por lo tanto que situar ya, dentro de la visión astronómica, en que el agujero negro griego se va a comer a gran parte del sistema financiero alemán y francés. Una quita del 50% puede ser asumible de forma ordenada, un default es algo muy duro. Y sobre todo, a raíz de la falta total de coordinación política, la sensación de que se rompe Europa, y que ahora cada uno de los lideres políticos va a buscar su salvación, ante la caída del castillo de naipes que nos encontraremos a continuación.
A partir de ahora lo que puede quedar es tratar de aislar el problema, y buscar que no se extienda a otros países como Portugal e Irlanda. Esperemos.
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