Grupo
de culto, procedentes del mismo barrio londinense que los hermanos
Davies, Muswell Hill (de ahí el fantástico disco Muswell
Hillbillies – 1971 - de The Kinks). Posiblemente el mejor
pop psicodélico británico y si me apuráis, de la historia. Me
parece imposible que algunas de las joyas que se encuentran en este
disco no hayan sido reconocidas dentro de los diez primeros puestos
en el ranking de los sesenta.
Comenzaron
como The Brood en 1964 y fueron producidos por el mismo Ray
Davies
y posteriormente por, sorpresa,
Keith Moon,
de The
Who,
quien les idolatraba. Fue a partir de 1967 cuando se llamaron
Turquoise. Los componentes de Turquoise eran: Vic
Cansen,
fenomenal vocalista, Ewan
Stephens
a la batería, Jeff
Peters,
guitarra y teclados, y Geoff
Syret
al bajo. Las composiciones eran a cargo de Peters y Stephens.
Fue
el 29 de marzo de 1968 cuando editaron el magnífico 45´ “53
Summer Street – Tales of Flossie Fillett”
(compuesta por el dúo Stephens – Peters) que considero tan bueno o
superior que cualquier single de The
Beatles
o Stones. Además, para que se aprecie la calidad, el disco estaba
producido por Tom Keylock, el gerente de las giras de The
Rolling
Stone,
pero por lo que suele suceder con grupos buenísimos, de incalculable
talento (recordemos The
Zombies
o The
Misunderstoods)
el single no obtuvo el éxito que se merecía y, desgraciadamente,
eso les perjudicó de salida. “Tales of Flossie Fillett”, que
abre el disco, es perfecta, con una melodía maravillosa y un cambio
de ritmo impresionante, obra de expertos musicales. “53 Summer
Street” , con un comienzo de órgano y voz épica, realmente
conseguido. los coros y la voz de Mr. Cansen son brillantes.
Ya
comenzado el noviembre de 1968 lanzan otro disco pequeño,
“Woodstock
– Sanya”,
también compuestas por Peters y Stephens. Gemas imposibles de
encontrar, y si te las venden pueden pedir lo que quieran. Destacan
las dos canciones, y sería injusto decantarse por cualquiera.
Indudablemente, la dulzura de Sanya es impresionante. Que bonita
es….. Nadie puede esquivarla. De las mejores composiciones
psicodélicas de la historia de la música. Yo la escuche por vez
primera hace muchos años, gracias a las fenomenales ediciones de los
cuatro recopilatorios “The
British Psychedelic Trip ”.
Si podéis haceros con ellos, compradlos sin dudarlo. Como os decía,
la canción es de una dulzura exorbitante. Con unos riff de guitarra
excitantes y su construcción, sus coros y su estribillo de auténtica
maestría. No podéis dejar de escucharla una vez en la vida. El tema
fue grabado en Pye Studios, en donde grababan sus amigos The Kinks.
Incluso, Dave Davies toca la guitarra en la canción. Esta dedicada a
una muchacha que estudiaba en el mismo colegio que Peters, de la que
estuvo enamorado en secreto y que desapareció. “Woodstock”,
es una pieza más rápìda, su estribillo pegadizo y animoso. También
aparece en el disco que comentamos una instrumental muy conseguida de
“Sanya”. Que disco……... Hoy, por mucho menos eres un nº 1 en
listas. Desde luego, esta todo amañado.
De
1967 es el tema “Village
Green”,
otro tema brillante en todo, melodía, estribillo y arreglos. Es muy
pegadizo y animoso. Y de 1966, como The
Brood,
pertenecen los temas del disco “You´re
just another girl - Wrong Way”.
La primera es una composición tranquila de la época muy bien
conseguida, ambas composiciones nos recuerda alguna composición de
The Kinks, con su mismo estilo, incluso vocal, lo que era normal,
sabiendo el éxito de estos últimos.
Es
curioso, si escuchamos los acordes de la deliciosa “The
Sea Shines”
vemos que imitaban a la magistral composición de Ray Davies en
“Sunny Afternoon”, estuvieron influenciadísimos por ellos, desde
luego al principio. Pero la composición es muy buena y suya.
La
divertida “Sunday
Best”,
que parece que estamos en una taberna cantándola, es animadísima.
Ya la hubiera querido los mismísimos The
Manfred Man
para su repertorio. Otro tema a destacar es otra composición de
Peters – Stephens, “Flying
Machine”,
canción acelerada, en donde la voz la pone Jeff Peters y la
potentísima “What´s
your name”,
donde la voz la pone Stephens.
En
definitiva, un disco inigualable. No tenerlo, al menos grabado, es un
crimen a cualquier amante del pop psicodélico de los entrañables
años 60. El sonido es hueco, punzante…. Que años tan productivos,
de los que han vivido los siguientes cincuenta años. Yo estoy
enamorado de este disco.
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